Depresión infantil No son sólo los adultos
los que se deprimen. Los niños y los adolescentes pueden sufrir también de
depresión, que es una enfermedad tratable. La depresión se define como una
enfermedad cuando la condición depresiva persiste e interfiere con la
habilidad de funcionar del niño o del adolescente.
Aproximadamente el 5 por ciento de los niños y adolescentes de la
población general padece de depresión en algún momento. Los niños que
viven con mucha tensión, que han experimentado una pérdida o que tienen
desórdenes de la atención, del aprendizaje o de la conducta corren mayor
riesgo de sufrir depresión. La depresión tiende a correr en las familias.
El comportamiento de los niños y adolescentes deprimidos es diferente
al comportamiento de los adultos deprimidos. Los psiquiatras de niños y
adolescentes le recomiendan a los padres que estén atentos a síntomas de
depresión que puedan presentar sus niños.
Los padres deben de buscar ayuda si uno o más de los siguientes
síntomas de depresión persisten:
Desesperanza
Pérdida de interés en sus actividades favoritas; o inhabilidad para
disfrutar de las actividades favoritas previas
Aburrimiento persistente y falta de energía
Aislamiento social, comunicación pobre
Baja autoestima y culpabilidad
Sensibilidad extrema hacia el rechazo y el fracaso
Aumento en la dificultad de relacionarse, coraje u hostilidad
Dificultad en sus relaciones
Quejas frecuentes de enfermedades físicas, tales como dolor de
Ausencias frecuentes de la escuela y deterioro en los estudios cabeza o
de estómago
Concentración pobre
Cambios notables en los patrones de comer y de dormir
Hablar de o tratar de escaparse de la casa
Pensamientos o expresiones suicidas o comportamiento autodestructivo
El Niño Deprimido,
AInformación para la Familia@
No. 4 (Revisado 9/98)
Un niño que jugaba a menudo con sus amigos empieza a pasarse la mayor
parte del tiempo solo y pierde interés por todo. Las cosas de las que
disfrutaba previamente ya no le dan placer al niño deprimido. Los niños y
adolescentes deprimidos dicen a veces que quisieran estar muertos o pueden
hablar del suicidio. Los adolescentes deprimidos pueden abusar del alcohol
o de otras drogas tratando de sentirse mejor.
Los niños y adolescentes que se portan mal en la casa y en la escuela
pueden estar sufriendo de depresión sin que nadie se dé cuenta de ello.
Los padres y los maestros no se dan cuenta de que la mala conducta es un
síntoma de depresión porque estos niños no siempre dan la impresión de
estar tristes. Sin embargo, si se les pregunta directamente, los niños
algunas veces admiten que están tristes o que son infelices.
El diagnóstico y tratamiento temprano de la depresión es esencial para
los niños deprimidos. Esta es una enfermedad real que requiere ayuda
profesional. Un tratamiento comprensivo a menudo incluye ambas terapias,
individual y de familia. Puede también incluir el uso de medicamentos
antidepresivos. Para ayudarles, los padres deben pedirle a su médico de
familia que los refiera a un psiquiatra de niños y adolescentes, quien
puede diagnosticar y tratar la depresión en niños y adolescentes.
Para información adicional puede leer:
AInformación para la Familia@:
#8 Los Niños y la Pena por la Muerte de un Ser Querido, #10 El Suicidio en
los Adolescentes, #21 Medicamentos Psiquiátricos para Niños y #38 La
Enfermedad Maniaco-depresiva en los Adolescentes.
# # #
La "American Academy of Child and Adolescent Psychiatry
(AACAP)" representa a más de 6,500 siquiatras de niños y adolescentes
quienes son doctores egresados de una escuela de medicina, con por lo
menos cinco años adicionales de entrenamiento en siquiatría general
(adultos) y siquiatría de niños y adolescentes, La Información para la
Familia ha sido desarrollada y distribuída por la "American Academy of
Child and Adolescent Psychiatry'. No se requiere permiso escrito para
reproducir las hojas de uso personal o educativo, pero no se pueden
incluir en material que se presente a la venta. Para comprar la serie de "FFF's",
puede llamar al "AACAP Publications Clerk" al:1.800.333.7636, ext. 131
Este folleto es una nueva versión de la edición de
"Hablemos claro sobre la depresión" (Plain Talk About Depression),
publicada en 1994 y fue escrito por Margaret Strock, miembro del personal
administrativo en la División de Recursos y Peticiones de Información,
Oficina de Comunicaciones y Enlace con la Comunidad del Instituto Nacional
para la Salud Mental (NIMH). Se recibió ayuda de los siguientes expertos:
Raymond DePaulo, MD de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns
Hopkins; Ellen Frank, MD de la Escuela de Medicina de la Universidad de
Pittsburgh; Jerrold F. Rosenbaum, MD del Massachusetts General Hospital;
Matthew V. Rudorfer, MD y Clarissa K. Wittenberg, miembros del personal
del NIMH. Lisa D. Alberts, del personal administrativo del NIMH,
proporcionó asistencia editorial. Quisiéramos también agradecer al Dr.
Edgardo Menvielle, miembro del personal médico del Instituto Nacional de
la Salud Mental y del Hospital de Niños de Washington, DC, por su ayuda en
la traducción de este folleto.
Esta publicación es de dominio público y se puede utilizar y reimprimir
sin autorización. Se agradece la mención de la fuente.
Publicación de NIH número SP 02-3561
Impreso en octubre del 2001, reimpreso en septiembre del 2002
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LA DEPRESION
Cada año, el 9.5% de la población
estadounidense (aproximadamente 18.8 millones de adultos) padece de enfermedades
depresivas.5 El costo en términos económico es
alto, pero el costo en términos de sufrimiento es incalculable. Los trastornos
depresivos interfieren con el funcionamiento cotidiano del paciente. Ellos
causan dolor y sufrimiento no sólo a quienes de ellos padecen, sino también a
sus seres queridos. La depresión severa puede destruir tanto la vida de la
persona enferma como la de su familia. Sin embargo, en gran parte, este
sufrimiento se puede evitar.
La mayoría de las personas deprimidas no buscan tratamiento. Aún cuando
la gran mayoría (incluso quienes sufren de depresión severa) podría recibir
ayuda. Gracias a años de investigación, hoy se sabe que ciertos medicamentos y
psicoterapias son eficaces para la depresión. Estas psicoterapias son conocidas
por los nombres de terapia cognitivo-conductual, terapia interpersonal y terapia
de apoyo (tratamiento de conversación o plática). Estos tratamientos alivian el
sufrimiento de la depresión.
Desgraciadamente, muchas personas no saben que la depresión es una
enfermedad tratable. Si usted, o un ser querido, sufre de depresión y no recibe
tratamiento, esta información puede ayudarle a salvar su vida o la de un ser
querido.
¿Qué es un transtorno depresivo?
El trastorno depresivo es una enfermedad que afecta el
organismo (cerebro), el ánimo, y la manera de pensar. Afecta la forma en que una
persona come y duerme. Afecta cómo uno se valora a sí mismo (autoestima) y la
forma en que uno piensa. Un trastorno depresivo no es lo mismo que un estado
pasajero de tristeza. No indica debilidad personal. No es una condición de la
cual uno puede liberarse a voluntad. Las personas que padecen de un trastorno
depresivo no pueden decir simplemente "ya basta, me voy a poner bien". Sin
tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses e incluso años. Sin
embargo, la mayoría de las personas que padecen de depresión puede mejorar con
un tratamiento adecuado.
Tipos de depresión
Al igual que en otras enfermedades, por ejemplo las
enfermedades del corazón, existen varios tipos de trastornos depresivos. Este
panfleto describe brevemente los tres tipos más comunes. Los tres tipos son:
depresión severa, la distimia y el trastorno bipolar. En cada uno de estos tres
tipos de depresión, el número, la gravedad y la persistencia de los síntomas
varían.
La depresión severa se manifiesta por una
combinación de síntomas (vea la lista de síntomas) que interfieren con la
capacidad para trabajar, estudiar, dormir, comer y disfrutar de actividades que
antes eran placenteras. Un episodio de depresión muy incapacitante puede ocurrir
sólo una vez en la vida, pero por lo general ocurre varias veces en el curso de
la vida. La distimia, un tipo de depresión menos
grave, incluye síntomas crónicos (a largo plazo) que no incapacitan tanto, pero
sin embargo interfieren con el funcionamiento y el bienestar de la persona.
Muchas personas con distimia también pueden padecer de episodios depresivos
severos en algún momento de su vida.
Otro tipo de depresión es el trastorno bipolar,
llamado también enfermedad maníaco-depresiva. Éste no es tan frecuente como los
otros trastornos depresivos. El trastorno bipolar se caracteriza por cambios
cíclicos en el estado de ánimo: fases de ánimo elevado o eufórico (manía) y
fases de ánimo bajo (depresión). Los cambios de estado de ánimo pueden ser
dramáticos y rápidos, pero más a menudo son graduales. Cuando una persona está
en la fase depresiva del ciclo, puede padecer de uno, de varios o de todos los
síntomas del trastorno depresivo. Cuando está en la fase maníaca, la persona
puede estar hiperactiva, hablar excesivamente y tener una gran cantidad de
energía. La manía a menudo afecta la manera de pensar, el juicio y la manera de
comportarse con relación a los otros. Puede llevar a que el paciente se meta en
graves problemas y situaciones embarazosas. Por ejemplo, en la fase maníaca la
persona puede sentirse feliz o eufórica, tener proyectos grandiosos, tomar
decisiones de negocios descabelladas, e involucrarse en aventuras o fantasías
románticas. Si la manía se deja sin tratar puede empeorar y convertirse en un
estado sicótico (el paciente pierde temporalmente la razón).
Síntomas de depresión y manía
No todas las personas que están en fases depresivas o maníacas
padecen de todos los síntomas. Algunas padecen de unos pocos síntomas, otras
tienen muchos. La gravedad de los síntomas varía según la persona y también
puede variar con el tiempo.
Depresión
- Estado de ánimo triste, ansioso o "vacío" en forma
persistente.
- Sentimientos de desesperanza y pesimismo.
- Sentimientos de culpa, inutilidad y desamparo.
- Pérdida de interés o placer en pasatiempos y actividades que antes se
disfrutaban, incluyendo la actividad sexual.
- Disminución de energía, fatiga, agotamiento, sensación de estar "en cámara
lenta."
- Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones.
- Insomnio, despertarse más temprano o dormir más de la cuenta.
- Pérdida de peso, apetito o ambos, o por el contrario comer más de la
cuenta y aumento de peso.
- Pensamientos de muerte o suicidio; intentos de suicidio.
- Inquietud, irritabilidad.
- Síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento médico, como
dolores de cabeza, trastornos digestivos y otros dolores crónicos.
Manía
- Euforia anormal o excesiva.
- Irritabilidad inusual.
- Disminución de la necesidad de dormir.
- Ideas de grandeza.
- Conversación excesiva.
- Pensamientos acelerados.
- Aumento del deseo sexual.
- Energía excesivamente incrementada.
- Falta de juicio.
- Comportarse en forma inapropiada en situaciones sociales.
Causas de la depresión
Algunos tipos de depresión tienden a afectar miembros de la
misma familia, lo cual sugeriría que se puede heredar una predisposición
biológica. Esto parece darse en el caso del trastorno bipolar. Los estudios de
familias con miembros que padecen del trastorno bipolar en cada generación, han
encontrado que aquellos que se enferman tienen una constitución genética algo
diferente de quienes no se enferman. Sin embargo, no todos los que tienen la
predisposición genética para el trastorno bipolar lo padecen. Al parecer, hay
otros factores adicionales que contribuyen a que se desencadene la enfermedad:
posiblemente tensiones en la vida, problemas de familia, trabajo o estudio.
En algunas familias la depresión severa se presenta generación tras
generación. Sin embargo, la depresión severa también puede afectar a personas
que no tienen una historia familiar de depresión. Sea hereditario o no, el
trastorno depresivo severo está a menudo asociado con cambios en las estructuras
o funciones cerebrales.
Las personas con poca autoestima se perciben a sí mismas y perciben al mundo
en forma pesimista. Las personas con poca autoestima y que se abruman fácilmente
por el estrés están predispuestas a la depresión. No se sabe con certeza si esto
representa una predisposición psicológica o una etapa temprana de la enfermedad.
En los últimos años, la investigación científica ha demostrado que algunas
enfermedades físicas pueden acarrear problemas mentales. Enfermedades tales como
los accidentes cerebro-vasculares, los ataques del corazón, el cáncer, la
enfermedad de Parkinson y los trastornos hormonales, pueden llevar a una
enfermedad depresiva. La persona enferma y deprimida se siente apática y sin
deseos de atender a sus propias necesidades físicas, lo cual prolonga el periodo
de recuperación. La pérdida de un ser querido, los problemas en una relación
personal, los problemas económicos, o cualquier situación estresante en la vida
(situaciones deseadas o no deseadas) también pueden precipitar un episodio
depresivo. Las causas de los trastornos depresivos generalmente incluyen una
combinación de factores genéticos, psicológicos y ambientales. Después del
episodio inicial, otros episodios depresivos casi siempre son desencadenados por
un estrés leve, e incluso pueden ocurrir sin que haya una situación de estrés.
La depresión en la mujer
La depresión se da en la mujer con una frecuencia casi el
doble de la del hombre.1 Factores hormonales podrían
contribuir a la tasa más alta de depresión en la mujer. En particular, los
cambios del ciclo menstrual, el embarazo, el aborto, el periodo de posparto, la
premenopausia y la menopausia. Muchas mujeres tienen más estrés por las
responsabilidades del cuidado de niños, el mantenimiento del hogar y un empleo.
Algunas mujeres tienen una mayor carga de responsabilidad por ser madres
solteras o por asumir el cuidado de padres ancianos.
Un estudio reciente del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH por su sigla
en inglés) demostró que las mujeres predispuestas a padecer del síndrome
premenstrual (SPM) severo se alivian de sus síntomas físicos y anímicos (por
ejemplo depresión) cuando se les suprimen sus hormonas sexuales con una
medicación. Si se deja de dar dicha medicación, las hormonas se reactivan y al
poco tiempo los síntomas vuelven. Por otro lado, a las mujeres sin SPM, la
supresión temporal de las hormonas no les produce ningún efecto.
Muchas mujeres tienen un riesgo alto de deprimirse después del nacimiento de
un bebé. En algunas mujeres los cambios hormonales y físicos, así como la
responsabilidad de una nueva vida, pueden llevar a una depresión de posparto.
Aunque las madres nuevas comúnmente tienen periodos pasajeros de tristeza, un
episodio depresivo severo no es normal y requiere tratamiento. El tratamiento
por un médico sensible, y el apoyo emocional de la familia son de importancia
vital para que la nueva madre recupere su bienestar físico y mental. El
tratamiento devuelve la capacidad para cuidar y disfrutar el niño.
Depresión en el hombre
Aunque el hombre tiene menos probabilidad de sufrir
depresiones que la mujer, de tres a cuatro millones de hombres en los Estados
Unidos son afectados. El hombre tiende as ser más reacio para admitir que tienen
depresión. Por lo tanto, el diagnóstico de depresión puede ser más difícil de
hacer. El hombre es diagnosticado menos que la mujer. La tasa de suicidio en el
hombre es cuatro veces más alta que en la mujer. Sin embargo, los intentos de
suicidio son más comunes en la mujer que en el hombre. A partir de los 70 años
de edad, la tasa de suicidio en el hombre aumenta, alcanzando el nivel máximo
después de los 85 años.
La depresión también puede afectar la salud física del hombre, aunque en una
forma diferente a la de la mujer. Un estudio reciente indicó que la depresión se
asocia con un riesgo elevado de enfermedad coronaria (infartos de corazón) en
ambos sexos. Sin embargo, sólo el hombre tiene una tasa alta de muerte debida a
una enfermedad coronaria que se da junto con un trastorno depresivo.
El alcohol y las drogas enmascaran la depresión en el hombre más comúnmente
que en la mujer. Igualmente, el hábito socialmente aceptable de trabajar en
exceso, puede enmascarar una depresión. En el hombre, no es raro que la
depresión se manifieste con irritabilidad, ira y desaliento, en lugar de
sentimientos de desesperanza o desamparo. Por lo tanto, puede ser difícil de
reconocer. Incluso cuando el hombre se da cuenta de que está deprimido,
comparado con la mujer, tiende menos a buscar ayuda. El apoyo familiar
generalmente es una ayuda importante. Algunas compañías ofrecen programas de
salud mental para sus empleados. Estos pueden ser de gran ayuda para el hombre.
Es importante que el hombre deprimido entienda y acepte la idea que la depresión
es una enfermedad real que requiere tratamiento.
La depresión en la vejez
Es erróneo creer que es normal que los ancianos se depriman.
Por el contrario, la mayoría de las personas de edad se sienten satisfechas con
sus vidas. Cuando un anciano se deprime, a veces su depresión se considera
erróneamente un aspecto normal de la vejez. La depresión en los ancianos, si no
se diagnostica ni se trata, causa un sufrimiento innecesario para el anciano y
para su familia. Con un tratamiento adecuado, el anciano tendría una vida
placentera. Cuando la persona de edad va al médico, puede solo describir
síntomas físicos. Esto pasa por que el anciano puede ser reacio a hablar de su
desesperanza y tristeza. La persona mayor puede no querer hablar de su falta de
interés en las actividades normalmente placenteras, o de su pena después de la
muerte de un ser querido, incluso cuando el duelo se prolonga por mucho tiempo.
Las depresiones subyacentes en los ancianos son cada vez más identificadas y
tratadas por los profesionales de salud mental. Los profesionales van
reconociendo que los síntomas depresivos en los ancianos se pueden pasar por
alto fácilmente. También los profesionales detectan mejor los síntomas
depresivos que se deben a efectos secundarios de medicamentos que el anciano
está tomando, o debidos a una enfermedad física concomitante. Si se hace el
diagnóstico de depresión, el tratamiento con medicamentos o psicoterapia ayuda a
que la persona deprimida recupere su capacidad para tener una vida feliz y
satisfactoria. La investigación científica reciente indica que la psicoterapia
breve (terapia a través de pláticas que ayudan a la persona en sus relaciones
cotidianas, y ayudan a aprender a combatir los pensamientos distorsionados
negativamente que generalmente acompañan a la depresión), es efectiva para
reducir a corto plazo los síntomas de la depresión en personas mayores. La
psicoterapia también es útil cuando los pacientes ancianos no pueden o no
quieren tomar medicamentos. Estudios de la eficacia de la psicoterapia
demuestran que la depresión en la vejez puede tratarse eficazmente con
psicoterapia.
El mejor reconocimiento y tratamiento de la depresión en la vejez hará que
este periodo de la vida sea más placentero para el anciano deprimido, para su
familia y para quienes le cuidan.
La depresión en la niñez
La depresión en la niñez se empezó a reconocer solo hace dos
décadas. El niño deprimido puede simular estar enfermo, rehusar a ir a la
escuela, no querer separase de los padres o tener miedo a que uno de los padres
se muera. El niño más grande puede ponerse de mal humor, meterse en problemas en
el colegio, comportarse como un niño travieso o indisciplinado, estar
malhumorado o sentirse incomprendido. Dado que los comportamientos normales
varían de una etapa de la niñez a la otra, es a veces difícil establecer si un
niño está simplemente pasando por una fase de su desarrollo o si está
verdaderamente padeciendo de depresión. A veces el niño tiene un cambio de
comportamiento marcado que preocupa a los padres, o el maestro menciona que el
"niño no parece ser él mismo". En tal caso, después de descartar problemas
físicos, el pediatra puede sugerir que el niño sea evaluado, preferiblemente por
un psiquiatra especializado en niños. De ser necesario un tratamiento, el médico
puede sugerir psicoterapia, generalmente hecha por otro profesional, como un
trabajador social o un psicólogo, mientras él receta medicamentos si son
necesarios. Los padres no deben tener miedo de hacer preguntas: ¿Está capacitado
el profesional que va a llevar a cabo la psicoterapia? ¿Qué tipo de psicoterapia
recibirá el niño? ¿La familia deberá participar en la terapia? ¿Será el niño
tratado con antidepresivos? De ser así, ¿cuáles podrían ser los efectos
secundarios?
El Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) ha identificado el uso de
medicamentos para la depresión en niños como un área importante de
investigación. Las Unidades de Investigación en Psicofarmacología Pediátrica (Research
Units on Pediatric Psychopharmacology, RUPP), respaldadas y financiadas por el
NIMH, conforman una red de siete centros de investigación donde se llevan a cabo
estudios clínicos. Estos investigan la eficacia de medicamentos usados para
tratar varios trastornos mentales en niños y adolescentes. Entre los
medicamentos en estudio, se cuentan algunos antidepresivos que han demostrado
ser efectivos en el tratamiento de niños con depresión, cuando el médico los
receta y supervisa correctamente.
Efectos secundarios
En algunas personas, los antidepresivos pueden causar efectos
secundarios que generalmente son leves y temporales (conocidos a veces como
efectos adversos). Por lo general son molestos, pero no graves. Sin embargo si
se presenta una reacción o efecto secundario que es inusual o que interfiere con
el funcionamiento normal, el médico debe ser notificado de inmediato. Estos son
los efectos secundarios más comunes de los antidepresivos y las formas de
manejarlos:
- Boca seca: es útil tomar sorbos de agua, masticar goma de
mascar, cepillar los dientes diariamente.
- Estreñimiento: la dieta debe incluir cereales con
contenido alto de fibra, ciruelas, frutas y vegetales.
- Dificultad al orinar: vaciar la vejiga puede ser
dificultoso y el chorro de orina puede no ser tan fuerte como de costumbre;
debe notificarse al médico si hay dificultad seria o dolor.
- Problemas sexuales: el funcionamiento sexual puede
alterarse; si se vuelve preocupante, debe conversarse con el médico.
- Visión borrosa: testo generalmente pasa pronto y no se
requieren lentes nuevos.
- Mareos: conviene levantarse lentamente de la cama o de la
silla.
- Somnolencia o modorra diurna: esto generalmente pasa
pronto. Una persona que se sienta somnolienta o sedada no debe conducir ni
operar máquinas o vehículos. Los antidepresivos más sedantes se toman
generalmente al acostarse, para ayudar a dormir y minimizar la somnolencia
diurna.
Los antidepresivos más nuevos tienen diferentes tipos de efectos secundarios:
- Dolor de cabeza: generalmente se pasa.
- Náusea: también es pasajera, incluso cuando la sensación
de náusea ocurre después de cada dosis, es solo por un rato.
- Nerviosismo e insomnio (dificultad para dormirse o despertar a
menudo durante la noche): estos pueden ocurrir durante las primeras
semanas; usualmente se resuelven con el tiempo o tomando una dosis más
pequeña.
- Agitación (sentirse inquieto, tembloroso o nervioso): si
esto pasa por primera vez después de tomar el medicamento y es persistente, el
médico debe ser notificado.
- Problemas sexuales: el médico debería ser consultado si
el problema es persistente o preocupante.
PRÓXIMO TEMA TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO
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Terapia naturista
En los últimos años, el uso de hierbas para el
tratamiento tanto de la depresión como de la ansiedad ha generado un gran
interés. La yerba de San Juan o Corazoncillo (St. John's wort o
Hypericum perforatum), que es una hierba muy utilizada en Europa para
el tratamiento de la depresión moderada, ha captado recientemente la
atención de los estadounidenses. La yerba de San Juan, una planta muy
bonita y de crecimiento lento que se cubre de flores amarillas en el
verano, ha sido usada durante siglos en muchos remedios naturales y
populares. En Alemania, el Hypericum se utiliza actualmente para el
tratamiento de la depresión más que cualquier otro antidepresivo. Sin
embargo, la eficacia de esta hierba no se ha aclarado por que los estudios
científicos que se han llevado a cabo fueron a corto plazo y utilizaron
varias dosis diferentes.
Dado al enorme interés en la yerba de San Juan, los Institutos
Nacionales de Salud (National Institutes of Health, NIH) están llevando a
cabo un estudio de tres años, auspiciados por tres integrantes del NIH: el
Instituto Nacional de Salud Mental (National Institute of Mental Health),
el Centro Nacional para Medicina Complementaria y Alternativa (National
Center for Complementary and Alternative Medicine) y la Oficina de
Suplementos Dietéticos (Office of Dietary Supplements). El estudio está
diseñado para incluir 336 pacientes con depresión severa, los que son
asignados al azar a uno de tres tratamientos de 8 semanas de duración. Una
tercera parte de los pacientes recibirá una dosis uniforme de yerba de San
Juan, una tercera parte recibirá un inhibidor selectivo de la recaptación
de serotonina (ISRS) que se receta frecuentemente para depresión y la
tercera parte recibirá un placebo (una píldora que parece exactamente
igual al ISRS o a la yerba de San Juan, pero que no tiene ingredientes
activos). Los participantes del estudio que tengan una mejoría continuarán
el tratamiento por 18 semanas adicionales. Después de completar este
estudio de tres años, se analizarán y publicarán los resultados.
La FDA hizo un anuncio oficial para la salud pública el 10 de febrero
del 2000. En este se afirma que la yerba de San Juan parece utilizar una
de los procesos metabólicos usados por muchos otros medicamentos. Por
ejemplo varios de los medicamentos que se recetan para tratar problemas
tales como las enfermedades del corazón, la depresión, las convulsiones,
ciertos cánceres y para prevenir los rechazos de transplantes. Por lo
tanto, los médicos deben alertar a sus pacientes acerca de estas posibles
interacciones farmacológicas. Cualquier suplemento naturista se debe tomar
únicamente después de consultar con el médico u otro profesional de salud
capacitado.
Psicoterapias
Muchas formas de psicoterapia, incluso algunas terapias
a corto plazo (10-20 semanas), pueden ser útiles para los pacientes
deprimidos. Las terapias "de conversación" ayudan a los pacientes a
analizar sus problemas y a resolverlos, a través de un intercambio verbal
con el terapeuta. Algunas veces estas pláticas se combinan con "tareas
para hacer en casa" entre una sesión y otra. Los profesionales de la
psicoterapia que utilizan una terapia "de comportamiento" procuran ayudar
a que el paciente encuentre la forma de obtener más satisfacción a través
de sus propias acciones. También guían al paciente para que abandone
patrones de conducta que contribuyen a su depresión o que son consecuencia
de su depresión.
Estudios de investigación han comprobado que dos psicoterapias a corto
plazo son útiles para algunas formas de depresión. Se trata de la terapia
interpersonal y de la cognitiva-conductual. Los terapeutas interpersonales
se concentran en los problemas en las relaciones con los otros que causan
y agravan la depresión. Los terapeutas cognitivo-conductuales ayudan a los
pacientes a cambiar los estilos negativos de pensamiento y comportamiento
que se asocian con la depresión.
Las terapias dinámicas o "de insight", que se usan en ocasiones para
tratar personas deprimidas, apuntan a ayudar al paciente a resolver sus
conflictos. Estas terapias a menudo se reservan para casos en que los
síntomas depresivos han mejorado bastante. Para obtener mejores
resultados, los cuadros depresivos severos (en especial los que son
recurrentes) por lo general requieren medicamentos (o ECT bajo condiciones
especiales), junto con, o antes de, una psicoterapia.
Cómo uno puede ayudarse a si mismo cuando
está deprimido
Los trastornos depresivos hacen que uno se sienta
exhausto, inútil, desesperanzado y desamparado. Esas maneras negativas de
pensar y sentirse hacen que las personas quieran darse por vencidas. Es
importante ser consciente de que las maneras negativas de ver las cosas
son parte de la depresión. Estas son distorsiones que, por lo general, no
se basan en circunstancias reales. Los pensamientos negativos desaparecen
cuando el tratamiento empieza a hacer efecto. Mientras tanto:
- Fíjese metas realistas, tomando en cuenta la depresión, y no trate
de asumir una cantidad excesiva de responsabilidades.
- Divida las metas en partes pequeñas, establezca prioridades y haga
lo que pueda cuando pueda.
- Trate de estar acompañado y de confiar en alguna persona; siempre es
mejor que estar solo y no hablar con nadie.
- Tome parte en actividades que le ayuden a sentirse mejor.
- Haga ejercicio liviano, vaya al cine, vaya a un juego deportivo, o
participe en actividades recreativas, religiosas, sociales o de otro
tipo. Todo eso puede ayudar.
- No espere que su estado de ánimo mejore de inmediato, sino
gradualmente. Sentirse mejor toma tiempo.
- Es aconsejable que posponga las decisiones importantes hasta que la
depresión mejore. Antes de hacer cambios importantes, como cambiar de
trabajo, casarse o divorciarse, consulte con personas que lo conozcan
bien y tengan una visión más objetiva de su situación.
- La gente rara vez sale de una depresión de un día para el otro. Pero
se puede sentir un poco mejor cada día.
- Recuerde, patrones positivos de pensamiento eventualmente van
a reemplazar los pensamientos negativos que son parte de la depresión.
Los patrones negativos van a desaparecer tan pronto su depresión
responda al tratamiento. Recuerde, tan pronto su depresión
responda al tratamiento, los pensamientos negativos van a ser
reemplazadas por pensamientos positivos.
- Deje que sus familiares y amigos le ayuden.
Cómo pueden los familiares y amigos ayudar a la persona
deprimida
Lo más importante que alguien puede hacer por la persona
deprimida es ayudarle a que reciba el diagnóstico y tratamiento adecuados.
Esto tal vez implique que tenga que aconsejar al paciente para que no deje
el tratamiento antes de que los síntomas puedan empezar a aliviarse
(varias semanas). Tal vez implique ayudarle a obtener un tratamiento
diferente, si no se observa ninguna mejoría con el primer tratamiento. En
ocasiones puede requerir que el familiar o amigo haga una cita y acompañe
a la persona deprimida al médico. A veces es necesario asegurarse que la
persona deprimida esté tomando el medicamento. A la persona deprimida se
le debe recordar que obedezca las órdenes médicas con respecto a beber
bebidas alcohólicas mientras está medicado. Otra cosa muy importante es
dar apoyo emocional. Esto implica comprensión, paciencia, afecto y
estímulo. Busque la forma de conversar con la persona deprimida y
escucharla con atención. No minimice los sentimientos que el paciente
expresa pero señale la realidad y ofrezca esperanza. No ignore comentarios
o alusiones al suicidio. Informe al terapeuta si la persona deprimida hace
comentarios sobre la muerte o el suicidio. Invite a la persona deprimida a
caminar, pasear, ir al cine y a otras actividades. Persista con delicadeza
si su invitación es rechazada. Fomente la participación del paciente en
actividades que antes le daban placer, como pasatiempos, deportes,
actividades religiosas o culturales, pero no fuerce a la persona deprimida
a hacer demasiadas cosas demasiado pronto. La persona deprimida necesita
diversión y compañía, pero demasiadas exigencias pueden aumentar su
sentimientos de fracaso.
No acuse a la persona deprimida de simular enfermedad o ser perezoso,
ni espere que salga de esa situación de un día para el otro. Con
tratamiento, la mayoría de las personas mejora. Tenga eso presente y
continúe repitiéndole a la persona deprimida que con tiempo y ayuda va a
sentirse mejor.
Dónde obtener ayuda
Si no está seguro de dónde obtener ayuda, consulte las
páginas amarillas, bajo "salud mental", "salud", "servicios sociales",
"prevención del suicidio", "servicios de intervención en momentos de
crisis", "líneas de ayuda", "hospitales", "médicos", "psicoterapia",
"psiquiatras", o "psicólogos", para encontrar los números telefónicos y
las direcciones. En momentos de crisis el médico de la sala de emergencias
de un hospital puede proporcionar ayuda temporal para un problema
emocional y puede decirle dónde y cómo recibir tratamiento.
A continuación encontrará una lista de las personas y lugares que
pueden encauzarle hacia servicios diagnósticos y tratamiento, o
proporcionárselos.
- Médicos de familia
- Especialistas de salud mental, como psiquiatras, psicólogos,
trabajadores sociales o consejeros de salud mental
- Seguros médicos (HMO)
- Centros comunitarios de salud mental
- Departamentos de psiquiatría de hospitales y clínicas ambulatorias
- Programas afiliados a las universidades o facultades de medicina
- Clínicas ambulatorias de los hospitales estatales
- Servicios de familia, agencias sociales o religiosas
- Clínicas e instituciones privadas
- Programas de asistencia a los empleados
- Sociedades médicas o psiquiátricas locales
Bibliografia
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